viernes, 16 de agosto de 2013

El árbol de los chupetes

Un cuento que significa mucho para mí... significa la generosidad de mucha gente que me apoyó con sus voto; la alegría inmensa de recibir el honor de que mi cuento fuera el "oficial" de El árbol de los chupetes de Sevilla; la emoción gigantesca que sentí al escuchárselo contar con todo su corazón a mi cuentera talismán, Pilar; la alegría enorme de ver la carita de mi mayorniña mientras escuchaba el cuento de mami... en fin, es pensarlo y me vuelven mil recuerdos a la cabeza. Gracias a este cuento conocí a gente maravillosa que ya forma parte de mi vida y que seguro, no se irán nunca.
Por aquí lo dejo, para no dejar de recordar.



                                     “EL ÁRBOL DE LOS CHUPETES”

Cuando aquella mañana sus ojos se abrieron después del enorme esfuerzo que tuvo que hacer para conseguirlo, Carlota cayó en la cuenta de que algo raro pasaba. Se miró rápidamente a los pies a ver si le habían salido tacones como a mamá, pero no. Tocó con cierto temor la parte de arriba de sus labios por si acaso era el bigote de papá aquello que se notaba raro, pero tampoco.
-          “Umm, qué extraño…”- pensaba– “juraría que aquí pasa algo misterioso, un  misterismo auténtico”.
Carlota observaba su cuerpo con detenimiento pero no encontraba nada diferente desde el baño de anoche. Extrañada se puso sus zapatillas calentitas y fue hacia la cocina dispuesta a desayunar un dinosaurio entero, tenía tanta hambre! Su papá le preparó un vaso de leche con un montón de galletas y mientras las mojaba una a una, fue dándose cuenta de que lo que le pasaba realmente… era que tenía un superpoder!
-          “¡Papá, papá! ¡Soy una superheroa!,  ¡Soy una superheroa!”- gritaba emocionada.
-          “¡Será superheroína, cariño!” – le corrigió su padre sonriendo.
-          “¡Eso! Una superoína!- dijo ella al fin.
Papá la miraba divertido. Carlota estaba tan contenta que no podía parar de correr de un lado a otro esperando a que alguien le preguntara por esos superpoderes.
-          “¡Papáaaaa! ¿Sabes quéééééé? ¡Puedo ponerme las zapatillas sola! ¡Ya soy mayor! Soy una niña mayor! Una mayorniña!”
Estaba tan contenta… ya podía ponerse las zapatillas sola, pinchar los macarrones con su tenedor naranja, podía lavarse los dientes y beber agua sin ayuda, podía pintar con sus ceras de mil colores y podía hacer figuras con la plasti… podía hacer tantas cosas con su nuevo superpoder. Y en esas estaba cuando de repente, se dio cuenta: ¡no tenía puesto su chupete! Fue corriendo a la habitación pero allí no estaba, preguntó a papá, a mamá, a su hermanita pequeña Paloma… pero nadie sabía nada de su chupete.
Resignada bajó con mamá a jugar un ratito al Parque Pirata convencida de que lo encontraría después y cuando a punto estaba de tocar el sol con sus pies subida en el columpio, un pájarito multicolor pasó volando a toda velocidad por delante de su cara. Carlota se paró, bajo del columpio y siguió al pajarito veloz. Y entonces lo vio todo: vio al árbol más precioso del mundo, vio al pájaro más bonito de todos y vio… a su chupete! El más querido del espacio sideral!
-          “¿Has sido tú, pajarito? ¿Tú me has quitado mi chupete?” – le preguntó Carlota intentando con todas sus fuerzas no llorar.
-          “Pequeña Carlota, sí he sido yo… pero no te enfades conmigo, por favor. Mira, ves este árbol tan bonito? Pues resulta que acaba de llegar al parque y bueno, yo quería hacerle un regalo… y entones me di cuenta de que tú ya no necesitabas tu chupete porque ya eras una niña grande que sabía hacer muchas cosas y él… bueno… él es tan pequeñito, que pensé que le vendría bien…
Carlota ya no tenía ganas de llorar, quería darle un abrazo muy fuerte al árbol y decirle que no se preocupara, que ella le llevaría todos los chupetes que le hicieran falta. Así que avisó a todos sus amiguitos y estos a otros y aquellos a otros más…
Y desde entonces, los niños de Sevilla cuando se hacen grandes,  van a  regalarle su chupete al árbolito del Parque Pirata, al que ya se le conoce como “El Árbol de los chupetes”.


Begoña Guerrero Carrión
Octubre de 2012

3 comentarios:

  1. Ummm Talismán nunca me lo habían dicho, jajajaj...gracias preciosa. Sinceramente y ya lo sabes es un honor contar historias que vengan de tu maravillosa imaginación.
    Besos de cuentera a cuentista, muaacccc

    ResponderEliminar