jueves, 30 de mayo de 2013

El mei must

¡Albricias! Wassap colapsado; Facebook a punto de cerrar por una pandilla de mujeres poseídas por una felicidad suprema  que no paran de mandar mensajes a diestro y siniestro; teléfonos fijos que vuelven a la vida... hasta Line ha hecho su agosto con la noticia. Y es que... Claudia ha sido mamá.

Por si no la recordáis, Claudia es mi amiga de la Universidad. A modo de resumen, diré que mi amiga también conocida como Candy-Candy, se enamoró de un italiano, se casó con él, soñó que le era infiel, se quedó embarazada y hoy finalmente, se ha convertido en mamá, en una mamma de pies a cabeza, en otra persona. 

Claudia no empezó a leer con el Micho, lo hizo con el Vogue de su madre. Claudia es la única persona que conozco, que realmente tiene un fondo de armario (me refiero a uno de verdad, con su litte black dress, su americana de Valentino, sus Manolos, su Louis Vuitton verdadero, esas cosillas ahora conocidas como must de la vida de una mujer). Yo tengo otro fondo de armario compuesto principalmente por un pijama de franela calentito, eso sí, con su puntilla en mangas y cuello en plan glamourosa; unos vaqueros premamá que me he estado poniendo durante tres años por esta manía mía de enlazar embarazos y no desprenderme de mi barriga tras el parto; un bolso de Carolona Herreruela y la joya de la corona, mi buque insignia: mi faja postparto.

Como digo, Claudia ha sido, es y será una fashion victim totally of the life. Bueno, eso pensaba yo... Durante el embarazo ha lucido cincuenta y dos vestidos distintos de entre los que no sabría decidirme por el más dulce, elegante, maravilloso o perfecto vestido premamá. Con sus lazos, su corte al pecho, sus rayas marineras. Estaba tan estupenda que la ficharon para hacer el catálogo de ropa premamá del C&A, del Corte Inglés y del Prenatal edición alemana, creo yo que por sus facciones de niña con ascendientes teutones.

El caso es que no sabría decir por qué pero... de un tiempo a esta parte, algo ha ido cambiando sutilmente en Claudia. Ella, que al primer estornudo salía pitando a urgencias ante el temor de una gripe aviar, ha barajado la posibilidad de parir en casa a su vástago italiespañolini. Ella, que no conocía ni el Parque del Retiro habiendo vivido cinco años en Madrid, que no pisa la arena de la playa de no ser sobre unas sandalias monísimas de la muerte que aislen a sus delicados pies de la perversa arena playera, que no venía a una barbacoa familiar a menos que le perjurásemos que habría tumbonas y parasoles para su exclusivo cuerpecito... ella... ahora se tumba en el primer cesped que ve a escuchar consejos de mamás y a jugar con bebés ajenos.

Claudia ha cambiado... a mejor. Ha abierto su mente a nuevas experiencias, ha empezado a entender que quizá lo establecido no es siempre lo correcto, ha decidido que, a partir de ahora, prestará atención a su cuerpo, al de Mario... al del bebé.Y es que Claudia ha sido mamá. Ella, su mundo, sus prioridades, todo ha cambiado.

Claudia, la que se recorrió media España en busca de la funda perfecta para su Bugaboo, no quiere soltar a su heredero ni para ir al baño. Así que una, buena amiga donde las haya, le ha hecho el regalo de su vida: un mei tai artesano.

Hasta encontrar esta maravilla, he tenido que pasarme tres noches en vela estudiando sobre mochilas ergonómicas, meis, foulares, bandoleras, colgonas sí/ colgonas no, porteo, postureos y un largo etcétera. Pero ha merecido la pena, lo he encontrado, el mei perfecto: hecho a mano con un piqué maravilloso de bodoques bordados en tonos beig a cámel. Una joya. 

Porque a mí no me engaña, en el fondo sigue siendo la misma Claudia a la que le gusta presumir de fondo de armario, de prendas únicas y exclusivas, de lazos y puntillas.




Para las interesadas en un mei con todas estas características (artesano, exclusivo, perfecto... lo del piqué es opcional), podéis hablar con mi Solomilla y ponerla a coser, que últimamente está muy desoficiada ;)

SUERTE ARTISTA, ¡LO VAS A BORDAR!





sábado, 25 de mayo de 2013

Doctora Amor

     Siguiendo con la tónica de confesiones a la que me estoy acostumbrando, hoy descubro, en absoluta primicia mundial, que soy médico de vocación. 
     ¿Sorprendido? Entonces es muy probable que no tengas la suerte o desgracia de conocerme en persona porque seguramente ya lo habrías sospechado en el minuto uno.
     La cosa es como sigue:
   De pequeña fui una niña muy guapa (sí, los cuerpos se estropean una barbaridad), muy lista (sí, los cerebros se estropean una barbaridad) y muy visitadora médica. Me pasaba el día con amigdalitis, bronquitis y faringitis, por eso no me crié con teta, ni con bibe. Me crié con Ardine. Iba tanto al otorrino que terminé llamándole papá. Le cogí tanto cariño que prometí ponerle a mi primogénito Luis... también se lo dije a ver si con eso se animaba, se ligaba a mi madre y me ahorraba los viajes a la consulta. Pero por mucho que yo le decía a mi madre : -"mira mami, mira que bien me mira las amígdalas Don Luis, acércate"- buscando como la niña avispada que era, el choque de sus cabezas, el encuentro de sus ojos, el roce de sus manos mientras yo me aguantaba las ganas de echar hasta la primera papilla por el palito de los coj..., no había nada que hacer. Se ve que el pobre salió huyendo de la hijita coñazo que venía en el lote con la rubia (que era mi madre, para mas señas). 
     Cuando tuve uso de razón, razoné que lo más lógico, teniendo en cuenta la orientación sexual de Don Luis (¿pero tú has visto bien a mi madre?), era que yo misma estudiara medicina y me comprara un buen espejo de aumentos para diagnosticarme mis itis varias. 
     Mi madre, después del disgusto de la salida del armario de Don Luis, se puso muy contenta con eso de tener una hija médico, con su bata y su fonendo pegado con superglú al cuello a la hora de salir a desayunar, que es una manía que tenemos los facultativos reales y los imaginarios como yo. 
     De niña enfermiza pasé a adolescente hipocondríaca. He llegado a tener una bola del tamaño de una pelota de tenis alojada en mi garganta. Y por más que le decía al ya casi anciano de los nervios Don Luis, que mirara bien con la cámara por mi faringe, allí no había nada. Al final me diagnosticaron hipocondría de nivel veintisiete, que es el máximo al que ha llegado un ser vivo hasta el momento.Después de eso, Don Luis se mudó a Pernambuco.
     Como buena hipocondríaca, he sido fiel lectora de publicaciones médicas. Para Reyes todos los años pedía el Vademecum actualizado porque me ahorraba mucho tiempo a la hora de que un médico me recetara algo y yo decirle:
         -" Pues no, este medicamento está descatalogado desde esta mañana. Mejor me tomo un fistroduodenal en la comida y la cena durante siete días y vuelvo cuando haya terminado el tratamiento".
     Luego vinieron Hospital Central, Urgencias, Anatomía de Grey (hombre, tú por aquí!)... y mi dios: House. Aquí es donde de verdad he aprendido casi todo lo que sé de medicina: a poner tres miligramos de adrenalina, viente unidades de diazepán, a usar un desfibrilador, a doscientos, fuera!, otra vez, a doscientos, fuera! y a decir lo de "hora de la muerte tal y cual". También he aprendido mucho sobre el vicodín, pero tampoco lo voy a contar todo aquí; si acaso lo haré en una revista médica.
     Con tantas enfermedades, visitas a Don Luis, hipocondrías varias y enganches televisivos, he conseguido una cultura más que notable en este tema: puedo decirte, con sólo mirar la parte del cuerpo de la que adoleces, al especialista médico al que tienes que visitar. Y no sólo eso, te puedo dar hasta los teléfonos de los tres más afamados por orden alfabético.

     Y a estas alturas, te preguntarás: ¿Y qué pasó?, ¿por qué eres una mágnifica escritora y mejor persona y no una ilustre doctora experta en todas las enfermedades posibles?. Pues muy sencillo, te lo voy a explicar.
     Cuando ya tenía el boli preparado para poner "Medicina" en la solicitud de la Universidad, viene un amigo cortarrollos y me dice: 
       - " Oye tronca (le llamábamos el desactualizado), ¿pero tú sabes que las prácticas se hacen con personas finadas que han donado su cuerpo a la Ciencia?"- y se fue por donde había venido porque se ve que era una pregunta retórica.
     Uy, uy... eso era un problema para mí, porque conociéndome como me conozco, seguro que les cogía cariño, me ponía a investigar sobre su familia, contactaba con ellos, organizaba un viaje a Boston  (Massachusetts) para darle el pésame a su prima segunda... en fin, un follón. 
     Bueno, eso, y que no me daba la nota para entrar.
     Pero vocación, como la que más.
    Así que he seguido investigando, observando a mis niñas en cada proceso vírico (es mi especialidad), aconsejando a mis amigas y a la gente con mala cara que veo por la calle... 

    Ya ves, soy uno de esos casos raros que sobresale tanto en las Letras como en las Ciencias... aunque me se da mejor escribir.


jueves, 23 de mayo de 2013

Feliz Aniversario

     Me pidió que me casara con él el día que cumplí veintinueve años. Bajo una luna de Mallorca, vertimos lágrimas los dos pensando en que a partir de ese momento, yo era más suya si cabía y él... él dejaba atrás su cuento de Piter Pan sólo por mí.
      Brindamos entre besos y nos juramos, otra vez, amor eterno. 
     Yo miraba sus ojos segura de que eran los únicos por los que quería suspirar el resto de mi vida. Y los miraba tanto, tan intensamente, que por un momento fui capaz de ver lo que escondían: y era amor, era bondad, era una inteligencia que me tenía hechizada, era un hombre de pies a cabeza al que quería con locura.
     Pasaron los meses a cámara lenta. Tantos preparativos que la vida giraba en torno al día en el que le diría sí delante de un Altar. Vestido, zapatos, las invitaciones más maravillosas del mundo, menús, invitados, decoración... y de pronto, llegó el día.
    Juraría que todo pasó en cinco minutos. Lo vivimos intensamente, rodeados de cariño por todas partes, disfrutando de nuestro día sin importar nada en absoluto, ni siquiera el peinado que no duró más allá de la salida de la iglesia ni el maquillaje que no aguantó ni el primer beso de mi madre.

     De eso hace hoy cuatro años. Nos casamos un 23 de mayo, una semana después de cumplir treinta años. 

     Antes de casarte, imaginas que la vida de casados será, más o menos, algo así:

- Despertáis de buen humor, aunque sean las seis y cuarto de la mañana. Tenéis tiempo de hablar sobre lo que os queréis, poneros tontorrones, quitaros el tonteo maritalmente, desayunar tostadas con mantequilla y abrazaros una hora en la puerta de casa antes de despediros hasta la hora de comer.
- Cocinar es un placer y una maravilla hacerlo (cocinar) sobre la isleta de la cocina mientras vaciáis una botella de vino, habláis sin parar de cuanto os queréis, os ponéis tontorrones, os quitáis el tonteo maritalmente y pasáis de cenar nada que no sean vuestros propios cuerpos plenos de amor.
- Quieres tanto a tu pareja, que ese amor se hace extensivo a su familia y siempre, siempre, siempre, vas a comer los domingos a casa de tus suegros con la mejor de tus sonrisas verdaderas.
- No te importa que vacíe su cuerpo de todo lo que le sobra delante de ti, te parece romántico que quiera compartir hasta sus gases más íntimos contigo. Y al igual que a él, te huelen hasta bien.
- Si él es feliz, tú eres feliz. Por eso, adoras que desconecte del trabajo viendo balones y bebiendo cerveza. 
- Nunca os iréis enfadados a la cama; nunca nada será tan terrible como para que quieras mandárselo a su madre de vuelta con una nota adjunta en la que detalles todas y cada una de las cosas que ha hecho mal con su hijo, ella, que tanto te aconseja sobre como debes educar a los tuyos.
- Habrá cenas bajo la luz de las velas, flores sin motivos, sorpresas en forma de posits sobre el espejo cada mañana. 
- Nunca os mandaréis un mensaje pudiendo llamaros dos minutos para escuchar al otro. No es lo mismo: "cari huevos" que:
      -"Buenos días, amor, cómo estás?"
      - "Echándote de menos, princesa. ¿Y tú?"
      - "Echándote aún más de menos, amor"
      - "Necesitas algo, mi vida?"
      - "Sí cielo, los huevos"
      - "Claro cariño, vete para la cama que enseguida los tienes en la mano. Te quiero."
- Siempre te verá como la mujer más bella del mundo. Megan Fox es tu segunda dama de honor en el certamen de "Mis esposa bonita". Y para ti, no habrá más Matt Boomer que tu amado esposo, no más Clounis, Deeps, Judes Laws, Velencosos, Marios Casas o Arbeloas, por citar alguno.
- La vida será siempre de color de rosa, siempre rosa.


     Y, ¿qué ocurre al final...?
    Ocurre que la vida de verdad es maravillosa, que las discusiones tan paso a las reconciliaciones, que la risa es el mejor ambientador familiar, que una vida tan aséptica, es aburrida, triste, simple. 
    Ocurre que en realidad quiero echarle de menos, quiero reconciliaciones y quiero pasión en nuestra vida.   Ocurre que antes de compartir tu vida con una persona no puedes imaginar que vaya a ser como luego es... igual que antes de ser papás no puedes ni pensar en que tener un hijo sea TOOOOODOOOOO eso. Pero cuando ves que aunque se presentara el mismo Genio de la Lámpara con tres deseos no pedirías otra cosa que a tu hija mayor, tu hija pequeña y al padre de las criaturas y amor de tu vida, sabes que aquella noche acertaste en la respuesta. Sí... y siempre sí.

Feliz aniversario mi vida.
Te quiero.
    

sábado, 11 de mayo de 2013

La dieta

Todo comenzó la semana pasada al salir de la ducha. Me enzarcé en una cruel y despiadada discusión por una tontería de nada: un indefenso, expandido y único michelín. Y eso que yo no soy una persona que disfrute llevando la contraria a nadie. Bueno, a veces sí, a veces tengo la necesidad de liberar tensiones y como no tengo tiempo ni dinero para ir al gimnasio, le digo a mi querido:
- Cari, ¿me quieres más que a nada en el mundo?
Y él, criaturita, me dice:
- Claro cari, a más no poder.
Y yo digo, sonriendo para mis adentros orgullosa de mi as en la manga:
- Entonces cari, pasas del mus con tus amigos y te pones a colgar los cuadros que tenemos sin colgar desde que Franco era corneta?
Y él, claro, pica.
- Pero Cariiiiiiiiii, qué tendrá que ver que ver las churras con las merinas!
Después, lo normal: que si prefieres estar con tus amigos a verme feliz, que si yo supiera como funciona la blakandeker lo haría yo que no necesito a nadie, que si que pena doy por estar dependiendo de los demás, que si por qué no le haría caso a mi madre... y él, pues lo típico: que por qué no le haría caso a la suya, que somos todas iguales... y yo: que cómo que todas iguales, que tú con cuántas has estado para comparar, que si ya me la estás pegando con otra... Y así hasta que he echado el equivalente a hora y media de spining. 
Como digo, la semana pasada me duché. Y lo vi. Parece ser que llevaba ahí un tiempo largo porque el muy vivo había hecho una buena avanzadilla y tenía conquistado más o menos todo mi cuerpo. Como siempre me ducho con prisas (he llegado a enjabonarme el pelo un día y aclarármelo al siguiente), no me había percatado de su existencia, pero estaba claro que ya no podía negar lo evidente: estaba cogiendo el perfil de una musa de Botero. Así que me miré y me dije:
- A ver tú, guapita de cara (a veces soy muy dura con mi propia persona), de verdad te sientes a gusto contigo misma?
-Pues mira sí, tengo mis estudios, cocino a nivel de Jordi Cruz, soy madre de dos muñecas preciosas, teng...
- No te vayas por las ramas, carita de rana. Me refiero a un nivel físicoegocéntrico. A ver, cuánto hace que no te pones una camisa POR DENTRO del vaquero?
- Uyuyuyuyuyuyuy pero que narcisita insoportable te has vuelto con la fama y el éxito familiar. Eso no va conmigo, ahora soy una artista, una agricultora de mi mente, siembro palabras y recojo sabiduría.
Llegada a este punto se suavizaron las posturas, más que nada por el ataque de risa que me dio de escucharme semejantes elucubraciones.
Tengo que decir que la culpa de que yo no sea una top model retirada la tiene mi familia. Y no me refiero a mi abuela cuando no tiraba las sobras de mediodía y lo guardaba sabiendo que me lo comería yo después de cenar; no. Tampoco me refiero a mi madre cuando me pedía que la ayudara en la cocina fomentando así mi gusto por la gastronomía ya sea haciéndola o comiéndomela; tampoco. Me refiero a esas veces que miraba una revista, veía una supermodelosuperperfecta y cerraba los ojos diciendo: "Cuando cuente diez, me voy a convertir en esa persona de la foto que tiene cara de ser muy feliz en su vida". Cuando iba por el cinco pensaba que entonces tendría que cambiar de familia y que nunca se sabe las habas que se cuecen en otras casas y que las habas de la mía tampoco estaban tan mal y que, oye, una madre, una abuela y unas hermanas como las mías tampoco las iba a encontar tan fácilmente. Así que volvía a cerrar los ojos y decía: "que no, que no, que me arrepiento. Virgencita, Virgencita que me quede como estoy". Los abría y todo seguía igual. Qué descanso.
Así que ya sabéis la razón por la cual hoy me estáis leyendo a mí y no a Cindy Crawford escribiendo su blog desde su mansión de Malibú.
Y dicho esto, anuncio a bombo y platillo (que es lo que voy a comer a partir de ahora), que estoy preparada para comer lechuguita, dejar de picotear de los platos de las niñas que a este paso les iba a provocar una desnutrición severa, beberme dos litros de agua y no de cerveza, dejar de comprarme vestidos propios de personas que cantan el "Triki triki triki triki mon amour" que de una jovencita de mi edad madura... estoy preparada para mandar a mi indefenso,expandido y único michelín al lugar del que nunca debería haber salido. La única pega que le veo yo a todo esto, es que tengo muy mal perder.